Disco

The Dead Ends: 'Distant Shores'

(Sound Effects Records, 2019)

Publicado por Carlos Rodríguez - Hace 3 años
The Dead Ends: 'Distant Shores'

Desde Grecia nos llega el segundo disco de The Dead Ends (no confundir con la banda punk de los ochenta). El trío ha ajustado su propuesta para que se relaman los amantes del rock psicodélico de los setenta. Siéntense y disfruten de un disco de contrastes sonoros, lleno de luz y oscuridad a partes iguales.

Healer´s Song es una de esas canciones especialmente concebidas para abrir un álbum. Es una pieza poderosa, fresca y con gancho. La psicodelia de comienzos de los setenta abraza sin mesura los postulados de ciertas tendencias del rock actual más psicotrópico.

La trama sigue su curso con Fountain of Love, tema que se apoya en punteos de guitarra hipnotizantes, simples pero que llegan a socavar ciertas partes del subconsciente. Las melodías de voz por parte de Dimitris Apostolidis son geniales, a la altura de los arreglos protagonizados por piano y flauta.

El órgano toma la cabeza de cartel en The Trip, composición más pausada en la que los griegos desarrollan su potencial para crear melodías de otro tiempo. Escuchar Distant Shores es un viaje en el tiempo, hacia el pasado, pero con la mirada puesta en un sonido anclado en el presente. La parte final, de desparrame eléctrico, es descomunal.

La cara A del disco es luz, mientras que el reverso es tenebroso

July también vive en un medio tempo muy jugoso. La voz de Apostolidis, por qué no decirlo, tiene muchas similitudes con la de Alex Maas, de The Blak Angels, tanto en tono como en variaciones. Uno de los baluartes de este Distant Shores es que apuesta por una producción DIY, escueta, directa, en la que sentimos a una banda en su estado puro, en su faceta más natural.

El Lp va andando hacia la oscuridad. Al menos esa es la sensación que da si se mira hacia el amanecer del disco. La psicodelia garage, inclinada hacia el pop, ha dejado paso a composiciones más oscuras, propias de un poema de Yeats o a un texto de Ligotti. Sparkle es un viaje maravilloso a aquel bosque al que siempre has temido y con el que siempre has soñado. Su continuación, de apenas un minuto de duración, es Dreams Are Dead, una suerte de intervalo circense y lúgubre.

To Those Who Left retoma el pulso optimista. Por aquí asoman sombras de The Doors o de los ya mencionados The Black Angels. A resaltar el trabajo de la batería, que convierte en verosímil la trillada frase de “menos es más”.

El hammond se adueña del disco hasta estrangularlo, pero conviviendo perfectamente con la guitarra. El nacimiento del rock progresivo también tiene cabida en las composiciones de los oriundos de Kavala.

Excelente trabajo, a pesar de las comparaciones

Imaginary Friend parece salida de un cuento o de una fábula más bien inquietante. Habrá quien asegure que esta bajada de ritmo no sienta demasiado bien al discurso general del disco. Por otra parte, llegados a esta parte, puede que esta sensación de relajación sea la que el oyente busque. Si es así, enhorabuena. El viaje puede ser de lo más trascendental. Mucha atención a los coros del final, suben la canción hasta la estratosfera.

Peacock´s 100 Eyes es la rampa que estabas buscando. Una pendiente hacia un remolino hipnótico, que flota en una piel de humo crespuscular. Cualquier cosa puede ocurrir a aquellos que hayan dejado llevar y guiar por la cara B del disco.

Echa el telón Reincarnation, la composición más minimalista del plástico. Cierra así el ciclo de las sombras, por llamarlo de alguna manera. La cara A es luz, mientras que el reverso es tenebroso. Este contraste favorece a The Dead Ends, quienes han mostrado que pueden ser mucho más personales de lo que se les presupone. Las comparaciones están ahí, pero hay que tratarlas más bien como referencias. Excelente disco.

Más datos en https://thedeadends3.bandcamp.com/album/distant-shores