Disco

Mark Lanegan: 'Straight Songs Of Sorrow'

(Heavenly Records, 2020)

Publicado por Carlos Rodríguez - Hace 4 años
Mark Lanegan: 'Straight Songs Of Sorrow'

No ha pasado ni un año y Mark Lanegan vuelve con disco bajo el brazo. Straight Songs Of Sorrow nació como hijo legítimo de Sing backwards and weep: A memoir, las recientes memorias paridas por el norteamericano. El plástico repasa su hilo vital con una brillantez inédita desde el celebrado Blues Funeral. Quién dijo que mirar atrás es malo.

I Would´nt Want To Say es una carta catártica basada en un ritmo que no hace prisioneros. Los sintetizadores toman el control, con permiso de la voz del oriundo de Kirkland (Washington). La oda, tan estimulante como decadente, abre la senda de un disco que cataliza todos los experimentos de Lanegan, los acertados y los fallidos, para entregar un disco marcado por su carácter ecléctico.

La balada Apples From a Tree nos devuelve al Lanegan más reflexivo, pero lejano del sentimiento deprimente de sus primeras entregas como artista en solitario. Una estupenda y corta canción que sirve de contrapunto, uno de varios, que sirven para tejer este Straight Songs Of Sorrow.

Seguro que está entre sus mejores trabajos

Para This Game of Love el ex Screaming Trees cuenta como compañera de voz a su compañera sentimental, Shelley Brian. De sobra es conocida la virtud de la mezcla de los tonos graves de Lanegan cuando bailan con los de una mujer. Buenos tiempos aquellos, protagonizados por su tándem con Isobel Campbell.

La decadencia toma los parajes sonoros del álbum con Ketamine. Piano, bajo y voz nos hacen viajar a un lugar solitario, en el pasado, a modo de redención. La melodía vocal triunfa en ésta, una de las mejores composiciones del disco.

Menos inspirada es Bleed All Over, una suerte de melodías repetitivas que puede resultar algo infantil, por mucho instrumento de textura creepy que se le sume a la contienda. Más conseguida está Churchbells, Ghosts. El nombre lo dice todo; se trata de una nana gótica minimalista que saca lo mejor de la interpretación de Lanegan, quien canta con sentimiento cada una de las palabras que componen esta autobiografía. De lo mejor del plástico.

Los cortes de típico rock-blues se amoldan mejor a Lanegan

Internal Hourglass Discussion pone sobre la mesa uno de los principales inconvenientes del último tramo de la discografía del que fuera miembro eventual de los Queens Of The Stone Age. Los cortes que rezan más los postulados del típico rock-blues se amoldan mejor a Lanegan que los esfuerzos por semejar el sonido a los más experimentales (y menos brillantes) Radiohead. Pero en éste décimo disco como único firmante es normal, e incluso elogiable, que un artista con su baraje profesional opte por hacer lo que más le apetece, aunque esto juegue en su contra.

Stockholm City Blues es una preciosa canción lenta, cuya guitarra acústica y demás elementos de cuerda son el complemento perfecto para la voz de Lanegan. Skeleton Key por su parte vuelve a servir como vehículo de redención de un hombre que ha pasado por mucha mierda a lo largo de su existencia. En estas composiciones de medio tempo es donde mejor vierte su talento Lanegan. Brillante. Sus más de siete minutazos de vida merecen la pena.

La tendencia a lo tenebroso es el hilo conductor del disco. Lo demuestran las canciones antes comentadas y la que nos ocupa ahora. Daylight In The Nocturnal House es en sonido lo que una lluviosa tormenta eléctrica representa para una película. Muy buena.

Ballad Of A Dying Rover es incluso más certera que la anterior. Las cavernas del alma rezuman barro negro en esta canción que bien hubiese podido firmar Layne Staley de seguir entre nosotros. Pódium asegurado.

Hanging On asegura al alza la tendencia del LP. Estamos ante un corte que vuelve a apostar por la sencillez desenchufada. Toda una joya. Buryng Ground es otra carta al inframundo. Una extensión del citado libro de memorias que acaba de publicar.

Sinthpop y folk aúnan sus polos en este quiebro sonoro titulado At Zero Below. Hay que tomarlo como un experimento que está lejos de despuntar pero que, como cuerpo extraño, funciona.

La tendencia a lo tenebroso es el hilo conductor del disco

El álbum culmina con Eden Lost and Found, remate final a todas las faltas, perdones, arrepentimientos y aciertos de una carrera marcada por el éxito en su cómputo general , pero asediada por el peligro, con la muerte revoloteando, en una vida con excesivos claroscuros. El propio Lanegan afirma que este trabajo está en su pódium personal, junto a Blues Funeral y Field Songs. Quizás sea excesivo, pero es una buena ocasión para revisitar su discografía mientras degustamos sus memorias, para establecer dónde situar Straight Songs of Sorrow. Lo que es seguro es que está entre sus mejores trabajos.

Más datos en https://www.marklanegan.com/